En nuestro último paseo del sonido, Anne-Marie y yo nos dimos cuenta de que mucha gente nos da miradas raras cuando caminamos por el campus sin hablar, sin hacer ruido. No tratamos de ganar atención, pero por alguna razón, la falta de sonido entre un grupo de personas hace que la gente se sienta incómoda. Aún cuando hay una falta de conversación, la gente usualmente recurre al distraerle con sus celulares, mirando a redes sociales o aún fingiendo que sí tienen cosas importantes de las que preocuparles.

Cuando nos dimos cuenta que era prácticamente imposible movernos a través de un espacio así sin recibir miradas raras, nos puso un poco frustrados. ¿Por qué es más aceptado distraerse constantemente con nuestros celulares, con nuestra música (gracias a los AirPods), y con millones de otras cosas que simplemente parar y escuchar? Por qué soy el extraño si no tengo mi celular en mano en cualquier momento que no estoy hablando con alguien o estoy sólo en público?

Me gusta preguntarme cómo sería el mundo si a la gente le gustara escucharlo. ¿Daríamos cuenta mejor a nuestros alrededores? ¿Escucharíamos mejor a nuestros amigos? ¿Nos sentiríamos más conectados al mundo y nuestros hábitats e ecologías? Creo que probablamente sí. Cada vez que Anne-Marie y yo lideramos un paseo del sonido, notamos algo increíble — ya sea es un músico tocando por casualidad o es el fuerte sonido del trueno antes de que comience una tormenta. Sin importar lo que notamos, siempre hace que me sienta más conectado al mundo — un gran sentimiento con el cual finalizar el día.

Recientemente, Garth me envió un enlace de una entrevista entre dos personas que estaban hablando sobre paseos de sonido: lo que significa caminar, escuchar, y hacer una combinación de los dos. El científico del sonido, Steven Feld, tiene una perspectiva muy profunda del movimiento, y cree que es la cosa más importante para entenderlo. Como explica al entrevistador, Carlos Palombini, el paseo de sonido se lleva a cabo en la cabeza y el cuerpo, en la manera de escuchar, en la atención al campo de sonido que nos rodea. Además, dice que aunque sí nos movemos a través del espacio durante un paseo de sonido, lo que lo convierte en un paseo de sonido es nuestro cambio de atención. Como ya sabemos, el sonido es algo que solamente ocurre en la mente. En otras palabras, creamos todos los sonidos que oímos basado en nuestras experiencias, recuerdos, emociones, educaciones, culturas, y mucho más. De hecho, Steven Feld nota que su historia de escuchar y aprender a escuchar, durante los últimos 25 años — básicamente, sus últimos 25 años de vivir y ser humano — le han ayudado mucho en desarrollar su habilidad de experimentar el mundo sonoro.

Aún así, Feld dice que incluso cuando nos quedamos quietos, el sonido todavía tiene una fundación basado en el movimiento. Las ondas sonoras empujan el polvo que está en el aire y todas las partículas que no podemos ver para darnos una idea del estado actual del mundo que nos rodea. Recuerdo que Garth me ha dicho en el pasado que escuchar es una experiencia encarnada, porque cuando recordamos un sonido que nos gusta (o que no nos gusta), el recuerdo nos da más información que sólo el sonido que escuchamos. También nos da información sobre el olor, los colores, las luces, y como nos sentimos en el momento. Cuando sonidos entran nuestras orejas, ya están a cargo del estado actual del mundo, dándonos información en un nivel más profundo que podemos entender ahora.

Lo que tratan de hacer los científicos de sonidos como Steven Feld, las ecologistas, y los artistas es difundir el conocimiento la importancia del sonido con el resto del mundo. La esperanza es que este conocimiento aumente el nivel al que la naturaleza (animales, montañas, ríos, árboles, insectos, y desiertos) le importa a la gente. Con tiempo y más personas como Steven Feld, ¡estoy seguro que el mundo puede cambiar y empezar a escuchar más!